- Exposición: Patrimonio en riesgo
- La furia de la naturaleza
Los desastres naturales como los terremotos, los tornados y los tsunamis se producían rápidamente y sin advertencia, causando destrucción y devastación. En el pasado, las personas solían atribuir estos cataclismos a un poder divino que castigaba a la humanidad por sus faltas; pensemos por ejemplo en la historia bíblica de Sodoma y Gomorra.
Hoy en día, los avances en la tecnología y la ciencia nos ayudan a gestionar el impacto de los desastres naturales. La tecnología nos avisa a tiempo para que se pueda evacuar a las personas de las zonas de riesgo. Permite coordinar las misiones de ayuda y rescate y facilita las operaciones de restauración y reconstrucción. De nuevo, frente al conflicto y a la guerra, vemos cómo se pone a prueba la resiliencia de la humanidad.
Lisboa: el terremoto de 1755
El Gran Terremoto de Lisboa de 1755 fue uno de los sucesos más catastróficos de la historia europea. Azotó gravemente el suroeste de la Península Ibérica y el noroeste de África.
En Lisboa, el terremoto volcó numerosas velas, lo que provocó el estallido de incendios en toda la ciudad. Además, cuarenta minutos después del temblor, un tsunami azotó la ciudad. El terremoto destruyó prácticamente toda Lisboa y las zonas circundantes. Solo en Lisboa, se estimó que la cifra de fallecidos ascendió a 100 000 personas, convirtiéndolo en uno de los terremotos más letales de la historia registrada de Europa.
Se destruyó el ochenta y cinco por ciento de los edificios de Lisboa, incluyendo palacios reales y bibliotecas. La Ópera de Lisboa («Ópera do Tejo»), que acababa de abrir hacía apenas seis meses, se quemó hasta los cimientos. Las labores de rescate y reconstrucción empezaron rápidamente, si bien en ocasiones utilizando medidas drásticas. El ejército aisló la ciudad para evitar la entrada de saqueadores, pero también evitó la salida de la población, impidiéndole escapar a zonas seguras.
El rey y el primer ministro de Portugal escaparon del desastre indemnes y con deseos de reconstruir la ciudad. Decidieron demoler el barrio de Baixa, el corazón del casco antiguo, para construir una nueva ciudad con grandes plazas y amplias avenidas. La reconstrucción de Lisboa dio lugar a los primeros edificios resistentes a los terremotos de Europa: «Pombaline», que llevan el nombre de uno de los principales arquitectos de la reconstrucción, el Marquês de Pombal.
York Minster: recuperación de la caída de un rayo
Las imágenes de Notre Dame en llamas este mismo año habrán recordado a la gente de York lo que le sucedió a su catedral hace 35 años. York Minster es la catedral gótica más grande de Gran Bretaña, construida entre el siglo XII y el siglo XV. A lo largo de los años, ha sufrido daños por incendios numerosas veces y el 9 de julio de 1984 cayó un rayo en el tejado de la catedral y, de inmediato, las llamas engulleron la enorme estructura. Esa noche, cientos de bomberos se esforzaron para contener el incendio, mientras el personal y el clero de York Minster se afanaban por salvar los objetos históricos del edificio.
El incendio destruyó el tejado de la nave sur de Minster y su famoso rosetón. El calor quebró el vidrio en mil pedazos, pero el plomo lo mantuvo en su sitio, por lo que pudo desmontarse y restaurarse con gran esfuerzo empleando materiales tradicionales.
En 1988 se terminaron las reparaciones inmediatas, pero las labores de restauración y conservación de Minster son interminables. Recientemente, se instaló un nuevo tipo de acristalamiento resistente a los rayos UV con el fin de proteger las vidrieras con una historia de 600 años, especialmente en la gran vidriera oriental. Visite la página web de York Minster para obtener más información.
Assisi y la Basílica de San Francisco: las réplicas de un terremoto
El famoso lugar de peregrinación de Assisi en el centro de Italia ha sufrido terremotos a lo largo de su historia, pero pocos han causado tantos daños como el que se produjo en septiembre de 1997. Toda la localidad se vio afectada por el terremoto y durante sus réplicas se derrumbó la bóveda central de la Basílica de San Francisco de Assisi.
San Francisco, amante de la naturaleza, vivió en Assisi toda su vida y fundó la orden franciscana. Se convirtió en el patrón de los animales y el medio ambiente, y comparte honores con Catalina de Siena como patrón de Italia.
La basílica está formada por dos iglesias de estilo gótico primitivo que están decoradas con frescos realizados por numerosos artistas medievales tardíos de las escuelas de Roma y la Toscana, e incluye obras de destacados artistas italianos como el innovador Giotto.
Todo el complejo sufrió graves daños, pero las medidas urgentes, como la estabilización de emergencia de la estructura, sirvieron para salvarla. Y en apenas dos años, se volvió a abrir la basílica.
La región todavía sufre terremotos recurrentes que ocasionan graves daños y muertes. Las autoridades y la población local tienen la difícil tarea de reconstruir estas zonas a menudo rurales y preservar su patrimonio cultural.
Venecia: la eterna amenaza de la acqua alta
Como una de las ciudades más preciadas del mundo, Venecia se enfrenta a numerosos desafíos. Además de los peligros que presenta el creciente turismo y la contaminación, la ciudad tiene que lidiar con las inundaciones todos los años, «acqua alta», una marea alta excepcional que se produce en el norte del mar Adriático. La primera descripción documentada de acqua alta en Venecia se registró en el año 782 de nuestra era y las amenazas posteriores que presenta estas mareas altas solo se ven agravadas por el cambio climático.
La peor acqua alta se produjo en Venecia en 1966, cuando el agua alcanzó una altura de 194 cm por encima del nivel del mar. Las inundaciones causaron daños considerables y dejaron sin hogar a numerosos residentes. Puso de manifiesto la necesidad de las labores de restauración y protección para salvar Venecia de estas excepcionales mareas altas.
Desde entonces, se han tomado medidas para mitigar el riesgo de inundación. El proyecto MOSE contará con compuertas móviles y refuerzos que cerrarán la laguna de Venecia durante la marea alta, impidiendo que suba el agua y amenace la ciudad. Se prevé que MOSE estará terminado y operativo en 2022.